La reinserción social hace referencia a la reincorporación en
la sociedad a un individuo que, por alguna razón, había quedado marginado, aplicándose
principalmente al ámbito penitenciario.
Siempre ha existido la duda sobre si los presos deberían o no
reinsertarse en la sociedad y, seguramente, la mayoría cree que esto no debería
ser así. Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con noticias
catastróficas de asesinatos, violaciones, etc. en las que, en algunos casos, el
protagonista ya ha estado en la cárcel. Este tipo de noticias suelen ser las que
generan un mayor impacto mediático (Bernardo Montoya, “El loco del chándal”, el
“pederasta de ciudad lineal”,…).
Este tipo de noticias nos llevan a pensar, como es lógico,
que los presos son peligrosos y que, por nuestra seguridad, es mejor
mantenerlos encerrados y alejados de la sociedad. Estigmatizamos a estas
personas, lo que nos lleva a rechazarlas, a marginarlas. Esto a su vez, puede
incrementar las probabilidades de reincidencia en el ex-convicto. De esta
manera entramos en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
Estamos tan centrados en las noticias de presos que, tras
salir de la cárcel, vuelven a cometer otro delito que no nos damos cuenta que
en realidad, son más los presos que se reinsertan con éxito en la sociedad
dejando atrás su pasado delictivo. De hecho, en España en torno al 69% de los
reclusos se reinsertan con éxito en la sociedad, cifra que se podría incrementar si se mejorasen las políticas de ayuda post-penitenciaria (https://www.quo.es/ser-humano/a71775/reinsercion/).
De todas formas, también hay que tener en cuenta que presos
como Montoya o “El loco del chándal” no habían sido sometidos a ningún programa
de rehabilitación. De hecho, en el caso de “El loco del chándal”, el psicólogo
de la cárcel advirtió del riesgo que suponía ponerlo en libertad. Sin embargo, no
se atendió a dichas advertencias y fue puesto en libertad. https://elpais.com/politica/2017/07/07/actualidad/1499420978_067529.html
Con esto quiero decir que la reinserción social sí es
posible, los porcentajes de reclusos reinsertados con éxito en la sociedad lo
demuestra. Sin embargo, también hay que ser muy cuidadosos a la hora de
reinsertar a estos individuos en la sociedad. Es decir, antes de liberar a
cualquier preso hay que someterle a una exhaustiva evaluación psicológica para
poder predecir con mayor probabilidad de acierto, el éxito o fracaso de la
reinserción del recluso en la sociedad. También podría ser interesante realizar
un programa de seguimiento del recluso, tras su puesta en libertad, de los dos
primeros años, pues durante este periodo de tiempo existe una mayor
probabilidad de reincidencia.
“El 68,9% de la población no tarda más de dos años en cometer la primera reincidencia; de hecho, el 43,9% lo hacen durante el primer año. Solo un 1,4% de la muestra tarda más de cuatro años en reincidir” (CAPDEVILA, Manel; FERRER, Marta; FRAMIS, Berta; BLANCH, Marta; GARRIGOS, Albert; BATLLE, Ares; LÓPEZ, Berta; MORA, Judit. La reincidencia en medidas penales alternativas, 2015. Barcelona: Centre d’Estudis Jurídics i Formació Especialitzada, 2016.).
En definitiva, la reinserción social es un programa necesario
que debe llevarse a cabo siempre que sea posible, pero no sin antes evaluar
meticulosamente el estado psicológico del recluso y el riesgo que existe de que
reincida. Una vez reinsertado en la sociedad, debemos aprender a dar una
oportunidad a estas personas, abandonar el estigma y proporcionarles un entorno
favorable para que esta reinserción sea un éxito y puedan dejar atrás su
pasado.
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